miércoles, septiembre 26, 2007
viernes, septiembre 07, 2007
martes, septiembre 04, 2007
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Corazoncito Rock
Es grotesco, por decir lo menos, que en el imaginario colectivo, el poeta aún no deje de ser el bobalicón sentimental que lee sus mamotretos aleteando el compás lento de las rimas (al modo de las crías en sus primeros actos públicos en los jardines) o el mariguanero que se las dio de hippie y sin vergüenza alguna, te para en cualquier esquina y te ofrece un poema para la paloma. Como es increíble y repugnante, también, por cierto, encontrarse con alguna tía, que apenas se entera que le estas dando a las teclas, se acerca y con su jeta llena de arrugas, te pide que le recites de memoria el poema 20 ((Como si el mero hecho de nombrar al guatón filantrópico y cahuinero, no te hiciera imaginarlo en pelotas montado sobre su diente de Nerval))
Desde las cándidas parvularias, hasta el último pelotudo que te hace lenguaje en el liceo, uno se la pasa convencido que los poetas, efectivamente son esos esperpentos que se gastan la vida babeando ante una rosa.
El poeta de conciliador nada! –como dijo Guillén.
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